La artificialización del suelo: un reto complejo - ¿Por qué la artificialización del suelo es un problema importante?

Rémi Guidoum, junio 2022

Fondation pour la Nature et l’Homme (FNH)

Tras 30 años de acción, la Fondation pour la Nature et l’Homme da una nueva ambición a su actividad de Think Tank, nacida hace unos diez años. Con la pregunta « ¿Qué haría un gobierno decidido a realizar la transición ecológica? » como punto de partida, el Think Tank de la Fundación se centra en los « puntos ciegos » de las políticas públicas, desentrañando los temas empantanados o incluso inexplorados. Su ambición: crear las condiciones para un próximo quinquenio de transformación social y ecológica.

Basados en una noción compleja, recientemente redefinida por la ley « Clima y Resiliencia » y alimentada por datos históricamente dispares, los debates relativos a la artificialización del suelo son a menudo de difícil acceso para los no iniciados, y a veces conducen a la confusión. A pesar de su nueva definición, la noción de artificialización del suelo sigue atrapada en una visión binaria entre suelo artificializado y no artificializado.

Esta dicotomía se mantiene gracias a las herramientas de seguimiento que se centran en la superficie del terreno, sin caracterizarlo en profundidad ni medir los impactos ecológicos realmente inducidos sobre el terreno. Sin embargo, no todas las zonas clasificadas como artificiales son iguales desde el punto de vista ecológico, al igual que los usos del suelo considerados como no artificiales no son necesariamente favorables para la biodiversidad. La política de uso sobrio del suelo debe, por tanto, dotarse de herramientas que permitan una descripción detallada de las situaciones, para poder reducir el consumo de espacio favoreciendo la biodiversidad en todo el territorio. Además de presentar las definiciones y los impactos, esta contribución ofrece un resumen de la distribución del suelo edificado en Francia metropolitana (geografía y usos)

Para descargar: tt-contribution-sols.pdf (7,7 MiB), artificialisation-des-sols-synthese-en-francais-1.pdf (4,7 MiB), egs_2021_28_calvaruso_03-29.pdf (2,6 MiB), primeur326.pdf (2,7 MiB)

Para contextualizar los datos y tomar la medida de lo que suponen las tendencias de artificialización del suelo para Francia, nos ha parecido importante presentar las principales consecuencias de este fenómeno. En resumen, ¿por qué la artificialización del suelo es un problema importante? El suelo, que es el resultado de « la alteración de las rocas que afloran en la superficie del globo » tras diversos procesos, en función de la actividad biológica, el clima y el relieve10, es un « recurso limitado y no renovable en las escalas de tiempo humanas  »11. Más que un recurso, los suelos son, de hecho, la base viva de los ecosistemas terrestres, sin los cuales los seres humanos y otras especies no pueden prosperar.

El impacto agrícola de la artificialización del suelo

Desde el punto de vista del consumo de suelo, es decir, de la transformación de las ENAF en zonas urbanizadas, la artificialización del suelo representa una pérdida de terreno agrícola. Según los datos de la encuesta Teruti-Lucas, dos tercios del uso artificial de la tierra entre 2006 y 2014 fueron en terrenos agrícolas12. Históricamente, las ciudades se han desarrollado con mayor frecuencia, por razones obvias, cerca de tierras especialmente fértiles: la expansión urbana va, pues, en gran medida en detrimento de las tierras de buena calidad agronómica. En un contexto de crecimiento demográfico (el INSEE prevé 76 millones de franceses en 207013), de transición agroecológica y de voluntad de mayor autonomía estratégica, la preservación de las tierras agrícolas es una cuestión crucial. Además, las variaciones climáticas y las tensiones sobre el agua contribuyen a nivelar o incluso a reducir los rendimientos agrícolas y obligan a revisar los métodos de producción y la geografía. En el caso de la ganadería, la pérdida masiva de pastizales debido a la artificialización (véase más adelante) es un obstáculo importante para su transición agroecológica. También desde este punto de vista, preservar la mayor cantidad posible de tierras agrícolas debe ser una prioridad.

El impacto ecológico de la artificialización del suelo

Además del espacio disponible para el uso agrícola, la artificialización de la tierra tiene un impacto en su funcionalidad ecológica. Los distintos tipos de desarrollo urbano modifican el entorno de los suelos, tanto desde el punto de vista biótico (organismos vivos) como abiótico (estructura, composición y condiciones fisicoquímicas, etc.), por lo que son una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en Francia. Algunos tipos de ecosistemas se han visto especialmente afectados por el desarrollo en las últimas décadas: es el caso, en particular, de los pastizales, que representan el 47% de la superficie natural modificada artificialmente (datos de Corine Land Cover) entre 1990 y 201814, y de los humedales, cuya superficie se redujo en un 50% en Francia entre 1960 y 199015. La cuestión es crucial.

Como resultado, los suelos artificiales son más o menos capaces de cumplir las funciones de las que dependen los ecosistemas terrestres. La literatura científica enumera en general siete funciones distintas del suelo (Calvaruso et al., 2021)16, entre las que se incluyen la capacidad de proporcionar soporte a las plantas, hábitats y nutrientes para la biodiversidad, la capacidad de transformar y almacenar materia orgánica, la participación en el ciclo del agua, el filtrado y la degradación de contaminantes y la participación en los procesos climáticos.

Desde este punto de vista, está claro que la artificialización no puede ser un proceso binario, ya que las funciones ecológicas de los suelos pueden verse alteradas de diversas maneras y en distintos grados no sólo en un contexto de suelo denominado « artificializado », sino también dentro de zonas naturales, agrícolas y forestales. En las zonas urbanas, la composición y la estructura de los suelos es muy variable, con importantes consecuencias sobre su capacidad para contribuir a la infiltración de agua, almacenar carbono, sustentar hábitats o luchar contra el efecto isla de calor urbano. En otras palabras, una visión binaria de la artificialización no debería llevar a considerar los entornos urbanos y periurbanos como necesariamente perdidos para el suelo y la biodiversidad, al igual que no debería llevar a considerar todos los entornos agrícolas y forestales como ecológicamente virtuosos. Si bien es esencial reducir la expansión urbana, también es necesario trabajar en la salud del suelo en cada tipo de zona para promover la biodiversidad.

Los ecosistemas son algo más que funciones ecológicas: están habitados. Poblaciones de diversas especies habitan y conforman los diferentes ecosistemas que, vistos a mayor escala geográfica, forman los paisajes. La artificialización del suelo a través de la urbanización contribuye a fragmentar y simplificar la trama paisajística, al tiempo que transforma las condiciones ecológicas a escala local, aplicando así lo que los científicos denominan un « filtro ambiental »17. Este filtro tiene un efecto selectivo sobre las especies animales y vegetales, es decir, sólo pueden sobrevivir las especies capaces de adaptarse a las nuevas condiciones ecológicas del entorno artificial. La artificialización del suelo contribuye, por tanto, a la reducción de la riqueza de especies (número de especies presentes) a nivel de paisaje, con un proceso de selección que beneficia a las especies generalistas en detrimento de las llamadas especies especialistas, que necesitan condiciones ecológicas específicas para prosperar. Esto conduce a una homogeneización de las comunidades animales y vegetales, a lo que se añade una disminución de la diversidad genética debido al aislamiento de las poblaciones.

Los límites de la política de densificación urbana

En cuanto a los efectos de la artificialización del suelo en el paisaje, los estudios científicos analizados en el marco del peritaje colectivo INRA-IFSTTAR (2017) parecen indicar que « la urbanización tendría un efecto menos negativo que las infraestructuras mineras y de carreteras », destacando en particular que « la fragmentación del paisaje y la pérdida de calidad del hábitat se observan en todas las obras que tratan de las infraestructuras de transporte […] mientras que no siempre es el caso de la urbanización ». Estos elementos se resumen en la siguiente tabla, extraída del informe INRA-IFSTTAR.

Aunque el impacto de las carreteras parece ser globalmente más negativo que el de la urbanización, la literatura científica estudiada por el INRA-IFSTTAR subraya, sin embargo, la « gran importancia » de la urbanización en los impactos de la artificialización en los paisajes. Así, la investigación científica establece un « diagnóstico alarmante  »18 sobre el impacto de la transformación del paisaje en la calidad de los hábitats. Los humedales y las praderas, que albergan muchas especies especializadas, se ven « especialmente afectados », como ya se ha dicho.

El informe científico subraya que, a pesar de este efecto de filtro ambiental, los espacios artificiales no son necesariamente desfavorables para todas las formas de biodiversidad. Algunos hábitats urbanos denominados « favorables » permiten el florecimiento de especies generalistas: los resultados de la investigación parecen indicar, sin embargo, que este efecto positivo es más marcado para la flora que para la fauna, al igual que los hábitats de mala calidad tienen un impacto más negativo en la fauna que en la flora.

Los autores del estudio INRA-IFSTTAR extraen importantes conclusiones para el diseño de políticas de lucha contra la artificialización, en concreto las políticas de densificación urbana: « Estos resultados muestran los límites de las políticas de densificación urbana, que deberían compensarse con la preservación de parches de hábitat de calidad o la mejora de la calidad de los hábitats existentes, con el fin de preservar la biodiversidad animal en particular […]. Estos resultados sugieren la importancia de la presencia de hábitats favorables para la preservación de la riqueza florística y de las especies especializadas de flora y fauna a niveles medios de urbanización. (p. 439).

En resumen, si la densificación de los edificios en las zonas periurbanas es una herramienta para reducir la expansión urbana, cuyos impactos sobre las tierras agrícolas disponibles, la funcionalidad del suelo y los ecosistemas son especialmente perjudiciales, debe diseñarse de manera que se mantengan los hábitats de calidad y los corredores ecológicos.

Conclusión

Lejos de ser un fenómeno binario, la artificialización del suelo se manifiesta de diversas maneras, cuyas consecuencias dependen de la naturaleza de las actividades realizadas y del contexto inicial. Por lo tanto, es necesario que el seguimiento se realice con herramientas adaptadas a esta complejidad, que permitan el estudio de los suelos no sólo en superficie sino también en profundidad, y que consideren los impactos ecológicos a nivel de paisaje.

Más allá de la necesaria reducción del consumo de espacio, la política de sobriedad del suelo es un proyecto global, que debe integrar a todos los niveles las cuestiones de biodiversidad y justicia social. En esta perspectiva, la cuestión de los impulsores de la artificialización de la tierra es central, para poder tratar no sólo los síntomas sino también las causas del fenómeno.

Así, el Think Tank de la FNH propondrá próximamente una síntesis de los principales motores de la artificialización del suelo en Francia, antes de lanzar una reflexión sobre las posibles respuestas en términos de políticas públicas. Este trabajo tratará de proponer medidas que contribuyan a alcanzar los objetivos de reducir el consumo de espacio, sin aumentar las desigualdades ni perjudicar la biodiversidad. Se tratará, por ejemplo, de pensar en una acción pública capaz de conciliar la sobriedad del territorio, el acceso a la vivienda y a los servicios y el fomento de la biodiversidad en todos los ámbitos.

Referencias