Políticas públicas en favor de la cooperación: el Proyecto Alimentario Territorial
2022
Los proyectos alimentarios territoriales (PAT) tienen como objetivo relocalizar la agricultura y la alimentación en los territorios, apoyando la instalación de agricultores, los circuitos cortos o los productos locales en los comedores. Estos proyectos, que se derivan de la Ley de Futuro para la Agricultura, que fomenta su desarrollo desde 2014, se elaboran de forma colectiva a iniciativa de los actores de un territorio (colectividades, empresas agrícolas y agroalimentarias, artesanos, ciudadanos, etc.).
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Los PAT adoptan una visión sistémica de la agricultura y la alimentación en su territorio. A partir de un diagnóstico que analiza la situación de la cuenca de consumo y producción, los actores de un territorio construyen un proyecto común que se traduce en un programa de acciones. De este modo, permite coordinar las iniciativas locales para responder a los retos identificados. Desde 2017, estos proyectos territoriales pueden obtener la certificación del Estado cuando cumplen los objetivos del Programa Nacional de Alimentación (PNA) (2). El PNA cuenta con seis ejes de actuación, que se abordan de forma variable en los proyectos: economía alimentaria, cultura y gastronomía, nutrición y salud, accesibilidad social, medio ambiente, urbanismo y ordenación del territorio. Esta certificación ofrece a las estructuras visibilidad y, en ocasiones, apoyo financiero por parte del Estado o de la región. No todos los PAT optan por la certificación. El PAT es una herramienta de cooperación definida por la Ley de Futuro para la Agricultura, la Alimentación y los Bosques de 2014: «Los proyectos alimentarios territoriales […] se elaboran de forma concertada con todos los agentes de un territorio y responden al objetivo de estructurar la economía agrícola y poner en marcha un sistema alimentario territorial» (3). De este modo, se establecen prácticas cooperativas que reúnen en torno a una mesa a una pluralidad de agentes, que varían en función de los territorios y de la movilización de sus estructuras. La Dirección Regional de Alimentación, Agricultura y Bosques (DRAAF), que concede las etiquetas, cuenta con 35 PAT en Nueva Aquitania en 2023. Cabe señalar que hay otros 13 PAT en el territorio regional, pero que no han optado por la etiqueta. Desde 2020, existen dos niveles de PAT:
Nivel 1, PAT «emergente»: proyecto colectivo en construcción que responde a los objetivos de los PAT definidos por la ley. La certificación de nivel 1 tiene una validez de tres años no renovables. Al término de este periodo, si el PAT desea conservar la certificación, debe solicitar el nivel 2.
Nivel 2, PAT «operativo»: proyecto que permite la puesta en marcha de acciones dirigidas por una gobernanza establecida.
Cada vez más, en la literatura se asocia a las transiciones alimentarias y agrícolas el concepto de sistema. El «sistema alimentario» es la forma en que «los seres humanos se organizan en el espacio y en el tiempo para obtener y consumir sus alimentos» (Malassis, 1994) (4). El PAT existe para dar vida al sistema alimentario local con el objetivo de fomentar el consumo de alimentos saludables, locales y sostenibles, basándose en lo que ya existe: su patrimonio territorial, su población, sus instituciones, las estructuras de organización de los actores a diferentes escalas, sus actividades económicas públicas y privadas, etc. El Estado apoya la ingeniería de los territorios ganadores del PAT del PNA, lo que permite federar a todos los actores que componen este sistema alimentario. Una condición esencial para la acción colectiva territorial.
Los cuatro retos del PAT
Cuatro retos estructuran el despliegue de un proyecto territorial para pasar a la acción:
1. Identificar las partes interesadas que deben incluirse en el proyecto. Esto requiere un buen conocimiento del territorio y de los actores que lo componen.
2. Proponer un marco en el que el enfoque permita federar a los actores en torno a un proyecto común, a una ambición compartida para responder a los retos específicos del territorio.
3. Organizar y dinamizar la gobernanza del proyecto: ¿Quién decide? ¿Quién participa? ¿Quién hace qué? ¿Cómo se articulan las acciones? ¿Cómo se comunica (interna y externamente)?
4. Llevar a cabo las acciones y su evaluación por parte de las distintas partes interesadas: miembros de la gobernanza, responsables, habitantes beneficiarios…
La región de Nueva Aquitania está repleta de iniciativas a diferentes escalas que contribuyen a la consecución de los objetivos del «Pacto Alimentario». Estas iniciativas están organizadas por actores locales para responder a uno o varios retos de la agricultura y/o la alimentación en un territorio. Estas son algunas de ellas: desarrollo de las cadenas y circuitos alimentarios locales, preservación de la propiedad de la tierra y la instalación y transmisión de la actividad agrícola, justicia social y alimentación para todos, protección del medio ambiente (recursos hídricos y biodiversidad), gobernanza compartida, participación ciudadana, introducción de productos ecológicos y sostenibles en la restauración colectiva, promoción de una alimentación saludable, sensibilización sobre la alimentación… PQN-A contabilizaba 49 en agosto de 2023 en su Anuario de Iniciativas Alimentarias Territoriales. Para completar este panorama, L’Essaimeur recopila en su mapa interactivo las iniciativas y acciones alimentarias de Nueva Aquitania. Entre ellas se encuentran, en particular, los PAT y los terceros lugares alimentarios.