Visión compuesta en GOLD VI : Cinco principios para las vías hacia la igualdad

2022

Cités et Gouvernements Locaux Unis - United Cities and Local Governments (CGLU - UCLG)

GOLD VI vías invitan a los GLR a reconocer que para abordar eficazmente las desigualdades es necesario comprometerse con la igualdad urbana y territorial a diferentes escalas y en cuatro dimensiones distintas :

  • la distribución equitativa de las condiciones materiales para una calidad de vida digna;

  • reconocimiento recíproco de identidades y reivindicaciones;

  • participación política paritaria en la toma de decisiones;

  • solidaridad y cuidado mutuo entre las personas, y entre las personas y la naturaleza.

Adoptar esta concepción polifacética de la igualdad y sus vínculos con los retos medioambientales nos invita a examinar las intersecciones y solapamientos entre los principales mensajes identificados por cada una de las vías. La adopción de esta visión transversal nos ha llevado a la conclusión de que los GLR deben tener en cuenta cinco principios clave para construir vías hacia la igualdad. Estos principios constituyen lo que GOLD VI propone como visión compuesta de los caminos hacia la igualdad. Contiene cinco elementos clave que los GLR deben tener en cuenta a la hora de abordar las prioridades locales y de localizar los ODS de forma que promuevan la igualdad, así como de movilizar su visión de ciudades y territorios que se preocupan.

Estos cinco principios son los siguientes :

1. Un enfoque basado en los derechos es la base de cualquier esfuerzo de los GLR para construir vías hacia la igualdad.

Al adoptar este enfoque desde una perspectiva local, los GLR pueden replantearse el contrato social que tienen con los habitantes locales y promover su Derecho a la Ciudad. Esto implica reconocer las aspiraciones, prácticas y necesidades locales desde una perspectiva interseccional y ecológica. Los GLR pueden desempeñar un papel crucial en el avance de las vías de igualdad respetando, protegiendo y cumpliendo sus obligaciones en materia de derechos humanos y los compromisos reconocidos por las Naciones Unidas. Estos incluyen los derechos universales al agua y al saneamiento, a una vivienda adecuada, a la educación, a la salud, a un trabajo digno y a la participación en la vida pública, entre otros. Los GLR también deberían liderar el proceso de integración de una nueva generación de derechos y prerrogativas esenciales, que deberían incluir el acceso a los sistemas de cuidado, la cultura inclusiva, los espacios públicos y verdes, una valoración justa del tiempo, la conectividad y la protección de los ecosistemas y la biodiversidad, entre otros. Estos deben considerarse derechos fundamentales tanto para las generaciones presentes como para las futuras. Los GLR también pueden desempeñar un papel activo reconociendo y apoyando las prácticas cotidianas y colectivas que amplían efectivamente los derechos de los ciudadanos sobre el terreno. La adopción de un enfoque basado en los derechos exige la cocreación de vías que reconozcan las distintas formas en que las desigualdades y las necesidades son experimentadas de manera diferente por las distintas personas. También debería ayudar a abordar algunos de los motores estructurales que subyacen a los procesos interrelacionados de discriminación, violencia y exclusión hacia determinados grupos por motivos de género, clase, edad, raza, etnia, religión, capacidad, estatus migratorio y sexualidad, entre otros.

2. La dimensión espacial de las desigualdades es fundamental para promover el avance de la igualdad por parte de los GLR.

Las políticas y la planificación deben desafiar la fragmentación socioespacial; promover la proximidad, la accesibilidad y la reciprocidad urbano-rural; y fomentar un desarrollo territorial más igualitario y sostenible que sea compatible con transiciones ecológicas justas.

Para apoyar la realización de los derechos a escala local, los GLR deben hacer frente a las desigualdades espaciales. Para ello, deben promover una planificación más sostenible y justa y garantizar que reduzca las distancias entre las personas y proporcione el apoyo necesario para la vida. Esto incluye abordar los problemas de la contaminación y las emisiones de CO2. Estas iniciativas también pueden incluir la promoción de una mezcla de actividades sociales y funcionales, ciudades pluricéntricas, movilidad y conectividad activas, infraestructuras de atención local accesibles y espacios públicos y verdes inclusivos. La emergencia climática también requiere medidas urgentes para desvincular el desarrollo urbano de la degradación medioambiental. Esto debería implicar el fomento de relaciones más simbióticas con el medio ambiente, la promoción de las energías renovables y la renaturalización de la urbanización a través de relaciones menos extractivas entre los territorios urbanos y rurales. Abordar las desigualdades y la sostenibilidad requiere actuar a diferentes escalas y aplicar políticas y planificaciones que aborden las dimensiones espaciales de las injusticias económicas, sociales y medioambientales, así como promover la cooperación y la solidaridad entre los territorios y sus GRL.

3. Una nueva cultura de gobernanza subnacional es crucial frente a las crecientes desigualdades.

Es necesario promover amplios partenariados locales, fomentar una mayor participación y empoderar adecuadamente a los GLR, haciendo así realmente efectiva la gobernanza multinivel.

Los GLR necesitan competencias y capacidades adecuadas para poder desempeñar un papel activo en la construcción de vías hacia la igualdad y la reducción del impacto de la urbanización en el medio ambiente. Esto requiere una gobernanza multinivel y colaborativa, basada en el principio de subsidiariedad. Esta nueva cultura de gobernanza debería permitir a los GLR no limitarse a actuar como proveedores, facilitadores y ejecutores de las políticas nacionales, sino también como garantes de procesos de desarrollo local justos, inclusivos, democráticos y sostenibles que pretendan no dejar a nadie ni a ningún lugar atrás. Esto implica reforzar formas de gobernanza intersectorial que rompan con los silos institucionales y fortalezcan la participación y los mecanismos democráticos a diferentes niveles. Por lo tanto, debe implicar la creación de las condiciones institucionales para un compromiso efectivo con los diferentes movimientos sociales e iniciativas comunitarias, y la promoción de alianzas basadas en el reconocimiento, el respeto y el apoyo mutuos. Para evitar la mercantilización de los activos y bienes públicos, proteger los ecosistemas que proporcionan los fundamentos básicos para la vida y apoyar formas de desarrollo no especulativas y sostenibles, es esencial contar con iniciativas y asociaciones locales sólidas.

4. Una arquitectura fiscal y de inversión adecuada es esencial para reforzar y localizar las finanzas e impulsar modelos de financiación alternativos que reconozcan y optimicen el valor de los muchos y variados recursos existentes.

Los GLR pueden canalizar la inversión local, nacional e internacional para financiar el desarrollo local sostenible y resiliente, a través de infraestructuras, servicios básicos y otras inversiones que generen grandes retornos en igualdad al tiempo que promueven transiciones ecológicas justas. Esto requiere una descentralización fiscal y mecanismos de inversión que impulsen el desarrollo territorial endógeno y desvinculen el desarrollo de la extracción de recursos naturales. Supone reconocer y valorar mejor la diversidad de los recursos locales, como la tierra y los recursos naturales y sociales. Las transferencias fiscales intergubernamentales y los flujos financieros localizados deben utilizarse para apoyar un desarrollo territorial más equilibrado. También es clave replantear la relación entre los GRL y el valor generado por los actores locales (que incluye a las comunidades organizadas y a los sectores privados formal e informal) y fomentar economías más verdes, circulares y sociales y colaborativas. Esto implica valorar el papel de las redes existentes y su capital social, diversidad cultural y lazos sociales. Estos son recursos clave para las ciudades y los territorios, que podrían necesitar apoyo financiero.

5. Los GLR pueden hacer avanzar los caminos hacia la igualdad comprometiéndose de forma práctica con marcos temporales que vayan más allá de los ciclos electorales: reconociendo legados históricos y limitaciones estructurales diferentes y desiguales, abordando la cuestión de la pobreza de tiempo, apoyando prácticas incrementales radicales y trabajando juntos para establecer visiones audaces de un futuro sostenible y equitativo.

Esto significa desarrollar estrategias a medio y largo plazo que consideren el tiempo en sus diferentes dimensiones: pasado, presente y futuro. La primera implica reconocer las trayectorias históricas que han conformado y que explican las desigualdades y la degradación medioambiental actuales, que incluyen historias de opresión, exclusión y colonialismo y que necesitan procesos activos de reparación. La segunda dimensión consiste en reconocer las desigualdades en la disponibilidad y el uso del tiempo, teniendo en cuenta las desigualdades relacionadas, entre otras, con la clase social y el género. Así, por ejemplo, se destaca la doble jornada de las mujeres que compaginan el trabajo remunerado con las tareas de cuidado en el hogar. La tercera implica perseguir imaginarios audaces y ambiciosos de un futuro más sostenible y más justo. Esto implica actuar de forma estratégica, consolidando las alianzas locales y apoyándose en una visión a largo plazo. Las transformaciones estructurales deben ir acompañadas de intervenciones incrementales radicales, por parte de los GLR y otros grupos, que reconozcan las necesidades y aspiraciones de las generaciones actuales y futuras. En combinación con la inversión urbana a gran escala, el incrementalismo radical puede ir cobrando impulso con el tiempo, hasta alcanzar puntos de inflexión en los que es posible generar vías que conduzcan al cambio estructural y puedan lograrlo. Este compromiso con el tiempo permite a los GLR imaginar visiones ambiciosas y alternativas de futuros urbanos y territoriales que pueden abrir posibilidades para la cocreación de vías de desarrollo más equitativas y sostenibles.

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