Ciudad inteligente y ciudad sostenible : el caso de Ámsterdam

Jean DANIELOU, 2014

Tema: ¿En qué medida la ciudad inteligente puede responder a los problemas del desarrollo sostenible? La ciudad de Ámsterdam propone una estrategia global en la intersección de la innovación tecnológica y el desarrollo sostenible, un proyecto emblemático : los centros de trabajo inteligentes.

En 2009, la ciudad de Ámsterdam puso en marcha un programa denominado Amsterdam Smart City, que pretende apostar por la innovación tecnológica al tiempo que persigue los objetivos de la ciudad sostenible. La ciudad también se ha fijado el objetivo de reducir sus emisiones de CO2 en un 40% para 2025. Para lograr esta ambición, pero también para promover nuevos modelos de desarrollo urbano, se han seleccionado 5 áreas estratégicas : vivienda, movilidad, equipamientos públicos, datos abiertos y trabajo.

  1. La vivienda se considera responsable de la emisión de un tercio del Co2 en la ciudad, para reducir la huella medioambiental de este sector, la ciudad planea instalar contadores inteligentes que permitan a los residentes medir y regular su consumo energético en tiempo real. Este proyecto está en marcha (con el industrial Alliander) y aún está en fase experimental.

  2. La movilidad motorizada}} es responsable de otro tercio de las emisiones de CO2. En lugar de tratar la movilidad como un elemento separado de otras actividades, la ciudad de Ámsterdam ha adoptado un punto de vista sistémico al vincular el ladrillo de la movilidad con el del empleo. La congestión del tráfico debida al commuting (desplazamiento diario entre el trabajo y el hogar) puede reducirse en gran medida acercando el lugar de trabajo y el hogar. En esta perspectiva se han desarrollado los centros de trabajo inteligentes, una iniciativa que ya está en marcha y funcionando. El término centro de trabajo inteligente, o lugar de trabajo inteligente, se refiere a un espacio de coworking y teleworking en el que se puede instalar temporalmente la actividad profesional. Es decir, el trabajador ya no tiene una oficina, sino despachos repartidos por el espacio urbano, que elige ocupar en función de su ubicación. Esto significa que el modelo lineal que une el punto A (zona de vivienda) con el punto B (zona de trabajo) se descompone en una red de posibilidades que une A con los puntos B1 (oficina 1), B2, B3, etc. Estos nuevos espacios urbanos, definidos en función de su tiempo de uso, son una respuesta inteligente a los problemas de congestión (y, por tanto, de contaminación) provocados por los desplazamientos. Además, también es una forma de reducir la presión del suelo que, con demasiada frecuencia, actúa como barrera para el establecimiento de empresas en el entorno urbano. Esta iniciativa da una buena visión de conjunto del movimiento de diversificación espacial que está tomando la ciudad inteligente: la mezcla funcional, el fin de las zonas dedicadas a actividades específicas, la aparición de actividades ubicuas, etc. son testigos de una espacialidad urbana basada en estos nuevos lugares conectados y de fácil acceso. La ciudad de Ámsterdam ha desplegado una red de una treintena de centros de trabajo inteligentes repartidos por toda la ciudad con diferentes regímenes de suscripción que van desde un año hasta un día de ocupación de estas oficinas móviles. Esta flexibilidad de precios permite un mayor acceso a estos espacios para actividades temporales y presupuestos más reducidos.

La puesta en marcha de los centros de trabajo inteligentes es el resultado de una asociación entre la ciudad de Ámsterdam y el grupo CISCO Internet Business Solutions. El movimiento general de introducción de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la ciudad ha traído nuevos actores. (principalmente TI y TIC) en el proceso de fábrica urbana.

La ciudad de Ámsterdam responde a los objetivos de sostenibilidad con soluciones inteligentes. Desde esta perspectiva, la ciudad inteligente se considera un medio para implantar la ciudad sostenible. La estrategia adoptada es global y sistémica. Sin embargo, no todos los proyectos tienen el mismo grado de ejecución. Los centros de trabajo inteligentes se diferencian en que ahora son totalmente operativos y están integrados en el funcionamiento de la ciudad. Son una respuesta a los desplazamientos, la congestión de los coches y la presión del suelo.

Es necesario señalar que esta solución no puede exportarse a todas las ciudades. En efecto, este nuevo modelo urbano presupone la presencia de numerosos profesionales de la economía del conocimiento, ya que es sobre todo esta categoría de personas activas la que puede trabajar en una oficina móvil y, además, para que este modelo sea eficaz, es necesario desplegar una red de centros de trabajo inteligentes, lo que presupone una inversión inicial importante que sólo puede apoyarse a condición de que se subvencionen o de que se haga un uso elevado de estos lugares, garantizando así su rentabilidad.